domingo, 15 de febrero de 2009

Cuando Peter Pan dominó a su sombra

Ayer fuimos a ver la exposición del Thyssen sobre La sombra. Es curioso comprobar como casi todo en el arte comienza con ese impulso de intentar vencer a la muerte, ese ansia por atrapar el momento, por huir de lo efímero y dejar un legado. Según se cuenta en la exposición, el viejo Plinio sitúa el origen de la pintura en Corinto, donde una muchacha, hija de un alfarero, dibujó el contorno de la sombra de su amante sobre la pared. Con esta acción la muchacha quiso que él siempre estuviera con ella, que el momento fuera eterno, pero lo que no sabía es que su herencia sería aún más grande que su amor.
Warhol decía que todo lo que hacía estaba relacionado con la muerte. En este sentido La sombra tendría bastante que decir.
Ayer pudimos ver muchos tipos de sombras. La sombra del que acecha, la sombra que se alarga más allá de nuestro sufrimiento, la del que está, aunque no se sepa dónde, la sombra desolada de un hotel o la sombra que falta, una de las más inquietantes, porque si algo tiene la sombra es que todos tenemos una. Yo ahora me pregunto, cómo será mi sombra.